martes, 31 de julio de 2018

Santiago Llorente, un alcalde contra la transparencia y, pronto, contra el código penal (¿Y la Universidad Carlos III de cómplice?)

La Justicia ya ha hablado sobradamente respecto a las actitudes del alcalde "socialista" de Leganés. Su reiterada violación de los derechos fundamentales (derechos humanos constitucionalmente consagrados) de ULEG y así sentenciada por diversos tribunales son de una enorme gravedad porque además cuentan con el silencio cómplice de otras fuerzas políticas supuestamente democráticas. Negar información, ocultarla, boicotear la labor de cargos electos, perseguirlos, difamarlos, inventarse agresiones para matarlos civilmente, comprar con recursos públicos a prensa sicaria con un amo delincuente...., es la leche. Y todo eso y mucho más (enchufismos varios, corruptelas con las contratas, componendas urbanísticas, comilonas a cargo del erario) está entre la obra y milagros del sr. Llorente, individuo que no sabemos si es consciente de que con su comportamiento no está dañando a un grupo político o a un concejal, sino que está pisoteando a miles de vecinos a los que se representa y, lo que es más grave, está siendo hostil y dañino al conjunto de Leganés y al interés general.
La transparencia o, mejor dicho, ser transparente, esto es, claro en las explicaciones, presto en facilitar la información requerida, proactivo en la entrega de documentación y datos de interés ciudadano no es una cuestión ideológica o partidista. Es un atributo, una virtud, pero incluso en los tiempos que corren una obligación, un deber para el mandatario y un derecho para el vecino. La transparencia es una de las mejores, quizá  la mejor, vacuna contra la corrupción. Donde no hay transparencia siempre germina el quebranto a los intereses públicos, crecen las redes clientelares, el nepotismo, la arbitrariedad, el abuso... Y cuando a esa falta de transparencia, a esa opacidad reincidente, contumaz, deliberada se suma otra institución pública la gravedad y alcance de la podredumbre se multiplica exponencialmente.
Hablamos del sangrante caso del "protocolo" anunciado a bombo y platillo por el alcalde y el rector de la Universidad Carlos III, por el que los vecinos de Leganés regalábamos 131.000 m2 de suelo público en Legatec. Lo contamos hace casi un mes y fue publicado por el propio ayuntamiento de Leganés. Varias semanas después y después de haber requerido en público y en privado, en activa y por pasiva que se nos permitiera acceder a ese "protocolo" tanto el alcalde como el rector, tanto la Universidad como el ayuntamiento callan, ocultan, tapan, esconden, silencian y mantiene en la clandestinidad, al menos para los concejales de ULEG, ese documento que tantos parabienes presuntamente iban a traer a la ciudad. ¿Raro verdad? Ya hemos dado el paso de solicitarlo por registro y no duden de que acabaremos llevando este asunto a los tribunales. Cuando se llegue a ese punto no será ya un problema de transparencia, ni incluso de legalidad ordinaria, estaríamos hablando de cómo el alcalde y los coautores, cómplices o cooperadores necesarios, se estarían dando de bruces contra el código penal. ¿Por qué? ¿Por cuánto?

Y sí, es larga la lista de mandamases que se creían impunes, por encima del bien y del mal. Tan larga como los que acabaron dando con sus huesos en la cárcel o envidados a los más oscuros de los ostracismos de la historia. Y es que el que juega con fuego...

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