
Como se podrán imaginar, el alcalde de Leganés, Jesús Gómez Ruiz, estaba eufórico por esta disposición. Le venía al pelo para su particular idiosincrasia política y vena autoritaria. Así ya se jactaba de anunciarlo a diestro y siniestro. Esta norma era el "bálsamo de fierabrás" de todos sus males (directores generales y el vía crucis del "caso Nóminas, las dedicaciones exclusivas de los ediles, sus proyectos faraónicos...), sin darse cuenta de que su principal mal y enemigo es él mismo. Pues bien, la interpretación de la norma, que es chapucera hasta grado sumo y que santifica todo tipo de anomalías, está generando múltiples quebraderos de cabeza a secretarios, interventores, tesoreros, gobernantes..., porque la literalidad de la ley no admite muchas dudas: esto de aprobar los presupuesto por "decreto" gubernamental debería esperar a 2015. Así lo expresan expertos jurídicos en la materia (les dejo interesantísimo enlace) y en breve todo apunta a que habrá un pronunciamiento oficial.
En ULEG nos gusta ser prudentes y estamos a la expectativa de lo que finalmente se determine, aunque la ley es clara. Pero a diferencia del primer edil no nos gusta jugar a ser jueces, fiscales, abogados, notarios, registradores de la propiedad, peritos, arquitectos, economistas, periodistas..., e incluso fontaneros. Todo al mismo tiempo y con la máxima excelencia. Ya veremos cómo acaba todo, pero no me negarán que 2014 no está siendo nada positivo para el PP en ningún sitio, y me temo que en Leganés mucho menos todavía.