Nos acostumbramos a que cosas extraordinarias nos parezcan normales por la fuerza de la costumbre y la cercanía, pero hay que recordar que ULEG es todo un fenómeno político extraordinario, único, excepcional y de lo que nos tenemos que sentir orgullosos los leganenses, incluso los que nunca nos han votado. No sólo es llamativo el hecho de que haya un partido que sin el paraguas de una marca nacional tenga un destacado hueco en un ayuntamiento de una ciudad de cerca de 200.000 habitantes al lado de la capital de España, sino que además se mantenga durante ya 18 años en un esforzado periplo que llevó a ULEG de ser una fuerza extraparlamentaria a ser hoy en día la segunda fuerza del ayuntamiento de Leganés, por delante de franquicias estatales como PP, Unidas Podemos, Cs, Más Madrid y Vox, sin contar partidos que teniendo presencia hasta en el Congreso de los Diputados y en el Europarlamento han ido extinguiéndose en estos años como Upyd. En estos años hemos visto pasar muchos líderes, portavoces, partidos..., parecía que se iban a comer el mundo, pero o han abandonado, o han desaparecido, o se han autodesintegrado o se han ido a otros lares más cómodos o que mejores oropeles les otorgaba. ULEG sigue ahí. Yo sigo ahí.
La historia de ULEG es la historia de unos vecinos comprometidos con Leganés, que sienten su ciudad, que siempre la viven con la máxima pasión, unidos por el objetivo de mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Todo ello sin incurrir en aldeanismos, ya que somos defensores de la unidad de España y de nuestra región, y sin rehuir debates que escapan al campo estrictamente local. Hemos estado con el vecino en multitud de batallas, siempre del lado de lo que hemos entendido justo, firmes contra los abusos y sin pelos en la lengua para desnudar verdades y tropelías. Decimos con sinceridad y pleno convencimiento que somos el partido en el que se pueden sentir cómodo y representar al 80% de la ciudadanía, porque nos centramos en lo muchísimo que nos une y no en las pequeñeces que nos separan.
El reto es convertir esa representatividad política e "ideológica" en una representatividad en las urnas. En eso trabajamos contra viento y marea. No estamos libres de cometer errores, de ellos se aprenden y he aprendido. La meta de 2023 está ya a la vuelta de la esquina y centrándonos en maximizar los aciertos, estoy convencido de que llegaremos victoriosos. Leganés lo merece y ULEG también. Ya saben, la perseverancia es la virtud por la cual las otras virtudes dan fruto. Y a perseverancia no nos ha ganado nadie hasta ahora.