Es la mentira, la red clientelar, el enchufismo, el cortijo, la incompetencia y el agotamiento del proyecto frente a una forma de ver la vida y la política basada en la sinceridad, la transparencia, la eficacia, la honradez, la ejemplaridad y la cercanía. Palabras que están sustentadas con hechos, como se ha podido comprobar en la reciente aprobación inicial de los presupuestos del ayuntamiento de Leganés. Episodio por el que un gobierno debería sacar pecho, pero que está pasando de puntillas porque ha supuesto un doble retrato que ha quedado inmortalizado para la Historia: el de un alcalde felón, marrullero, sin escrúpulos y capaz de cualquier cosa para acabar con el adversario político (ahí tienen el caso Bartolín), y el de un partido independiente y vecinal comprometido con la ciudad y con la palabra dada. Ya lo anunciamos hace 9 meses. Somos garantía de que vamos a hacer lo que decimos que haremos. Somos garantía de que lo vamos a hacer bien. Somos la garantía para que Leganés salga del letargo, la desidia, la apatía y la falta de ilusión.
No hay mejor programa que los hechos y en estos 15 años de vida ULEG ha puesto encima de la mesa multitud de hechos (batalla contra la tasa de basura, apoyo integral a los preferentistas, a los afectados por Funnydent, ayuda a cooperativistas de vivienda, alumnos de la escuela de música, traer de nuevo la UNED, paralizar pelotazos urbanísticos, poner en jaque a 40 años de corrupción institucionalizada en Leganés, con riesgo hasta de nuestra integridad, ser un cauce real de participación y expresión política, convertir nuestra ciudad en la capital de los independientes...). Dentro de 8 meses les toca a los vecinos firmar un nuevo contrato social. La marcha atrás ha comenzado. Es imparable. Y como decía ese famoso anuncio de los 80 "busquen, comparen y si encuentran algo mejor..., vótalo".