Todo lo relacionado con La Cubierta tiene visos de convertirse en el asunto estrella, casi monotemático, de la nueva legislatura. Ya saben nuestra posición al respecto. ULEG ha sido el único partido que ha tenido siempre claro dónde estaban los intereses generales. Es un avispero de tamaño tan colosal, con tantos intereses entremezclados, con un heterogéneo conjunto de problemas y desafíos: encierros y festejos taurinos, seguridad en los pubs, peleas y trapicheo de drogas en los alrededores, estado de las instalaciones, licencias, presunta turbia financiación de campañas electorales, eventos polémicos, rescates millonarios, testaferros y políticos que se mueven en las bambalinas..., que quizás sólo la prudencia es el único ingrediente que puede asegurar que esto no estalle y derive hacia un caos de consecuencias imprevisibles.
Pero no nos engañemos, el que se haya llegado a esta situación donde los órdagos afloran cada día es en su mayor parte responsabilidad del empresario concesionario del coso taurino. A nuestro juicio, han sido sus planteamientos tan alejados de la realidad, aderezados con ese extraño contubernio mantenido con los anteriores gobernantes a los que en algún momento se sumaba el PP, los que han motivado que ahora nos encontremos en un punto que amenaza ser de "no retorno". Y es que hemos pasado de las "pachangas"-negociaciones que jugaba el Sr. Torres con el ex alcaide (el pobre Alarico ni pinchaba ni cortaba) donde el resultado era lo de menos porque ya estaba pactado el teatrillo de antemano, con una infame operación urbanística-especulativa detrás, a un mus, o a un agresivo ajedrez, donde en el tablero cada día aparecen nuevas figuras, órdagos, gambitos y hasta enroques.
Y ya saben que en el ajedrez la pieza más importante es la dama, pero sólo se gana la partida con el jaque mate al rey. Y tengo la sensación de que en esta historia no habrá "tablas". El gobierno local ha movido ficha, hay que reconocérselo, de manera implacable en las últimas jugadas. Ahora le toca al sr. Torres.