Hay un célebre aserto que dice "Quod natura non dat, Salmantica non praestat". Aplicado al caso sería algo así como "lo que urbanísticamente no es transparente no lo vuelve cristal ninguna universidad, tampoco la Carlos III". Son muchas las sombras que arroja este anuncio propagado ayer a bombo y platillo aunque bien silenciado y clandestino ha sido su fragua durante meses. De momento, y más allá de la habitual fiesta fotográfica de autobombo, lo único que hay es un protocolo de intenciones, ya que aún ni se ha firmado un convenio administrativo ni por el órgano competente se ha cedido ese suelo (de calificación variopinta). Vamos, que la montaña parió un ratón o que hay más ruido que nueces.
Pero que el ruido no nos desvíe de lo profundo y proceloso del asunto. Esto de regalar 131.000 m2 de suelo público municipal (de todos los vecinos) libre de toda carga a la Universidad con la supuesta contrapartida de ampliar el campus tecnológico en Legatec huele a la existencia de mucha letra pequeña que unos y otros se están encargando de convertir a Times New Roman 2. La transparencia brilla por su ausencia, nadie explica el por qué, ni el por cuánto, y eso que la susodicha propietaria de la frase bien que aparece en las instantáneas. Resulta que hay decenas de propietarios, de vecinos, a los que se les ha expropiado sus terrenos en Legatec y ni han visto un céntimo, ni un centímetro cuadrado de suelo y ahora ¿El ayuntamiento lo regala? Es de una irresponsabilidad manifiesta. Es una estafa con escarmiento añadido a la víctima. Además, si hacemos caso a las grandilocuentes palabras de que este protocolo es un hecho histórico, muy triste y fraudulento es que se comprometa el patrimonio de la ciudad por parte de un escuálido gobierno que representa a 7 ediles de 27. Una acción de este tipo es un acto de estado, de ciudad con mayúsculas, como para que un alcalde en sus últimos meses con el bastón cocine en los sótanos o reservados un plato de este tipo con una universidad, por mucho oropel, celofán y fanfarria la rodeen. ULEG como partido que va a liderar el próximo gobierno de Leganés revisará de manera integral esta y otras jugadas que tenga pensado el sr. Llorente y su menguante equipo. Aviso a navegantes.
No es la primera vez que un gobierno socialista de Leganés se anima a la generosidad sin contraparte con la Carlos III (lo de la nutrida nómina de profesores asociados con carné de la calle Charco no cuenta ahora). Hace una década fueron unos terrenos en campo de Tiro. Gracias a ULEG se paró esa fechoría. Una década después asistimos a otro enjuague con suelos, terrenos, urbanismos, rotondas y obras millonarias por medio. También ULEG estará atento. Como dijimos con Eurovegas, allí no había millones de empleos, sino millones de comisiones. También lo comentamos con lo del Canal de Isabel II, maniobra por la que el PP quisó hurtar a los leganenses con pan para hoy y hambre para mañana un muy beneficioso convenio. Y ahora lo ponemos negro sobre blanco en esta operación urbanística donde nos ofrecen gato tecnológico y universitario, por liebre de campo sana y en forma. Demasiado cerca tenemos los chanchullos en la Universidad Rey Juan Carlos I como para ser conscientes, con master o no, de que no es oro todo lo que reluce. Y en las tierras pepineras ya estamos hartos de que nos la den con queso o con ciclomotor eléctrico.
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