El alcalde y secretario general del PSOE y el portavoz por incomparecencia/espantada de la candidata del PP han llegado a un pacto de "gobernabilidad". Esto no significa que llegue a buen puerto, ya que tanto en las filas socialistas como en las populares hay suspicacias, división interna y objeciones de peso, como es obvio ante todo acuerdo contra natura. También en IU pueden surgir tensiones, aunque en esa casa el abrevadero público siempre ha calmado y colmado el prurito ideológico. Pero pacto, haberlo "haylo".
El deseo del señor Llorente de atornillarse al cargo como sea, valga para esa causa un tránsfuga sin más ideología que la que mueva el viento de la noche o un conservador como el sr. Recuenco que lo mismo le da llamar terrorista o traficante de armas al mismo partido con el que no dudaría en encamarse si hay algo que le cuadre para sus intereses, descansa en el siguiente libro de instrucciones consensuado con el aún líder del PP en el Pepino:
1.- Llorente se lo jugó todo en el verano pasado a la "chica" de matrimoniarse con el sr. Pérez y desde entonces ha ido navegando aprovechándose de la bisoñez de Leganemos, a quienes endulzó los oídos con un supuesto pacto presupuestario que solo era un vacile para ganar tiempo y terreno. Un vacile que también ha intentado con ULEG con la misma meta. La meta real es pactar con el partido que menos le va a incomodar en su gestión, que menos sacrificios políticos le va a exigir y que mejor entiende la melodía de la política de toda la vida, la de los silencios y favores entre bambalinas: el PP. Ya lo hizo con ellos en julio con los sueldos y cargos de confianza, así como con el mantenimiento del gerente de EMSULE.
2.- El PSOE teme como a un nublado el que se le enmienden los presupuestos. No le importa que le rechacen los presupuestos, puesto que puede ir tirando hacia adelante con los prorrogados con modificaciones que pueda sacar en cada Pleno o, incluso, acudiendo a la fórmula antidemocrática, pero legal a día de hoy, de aprobarlos por Junta de Gobierno. Lo que le da pavor es que los presupuestos salgan adelante pero con la inclusión de las enmiendas presentadas por los grupos de la oposición. Podrían tragar con enmiendas del estilo piscina Solagua, rehabilitar fachadas y subvencionar ascensores o incluso con alguna municipalización. Con lo que no pueden tragar y les supondría una guerra civil que están dispuestos a evitar aunque sea asociándose al diablo es la eliminación o reducción de los directores generales. Esa enmienda si se aprobara abriría en canal al PSOE y a sus familias tan mal avenidas como bien conjuradas cuando de libar del pesebre municipal se trata.
3.- En este escenario, el PSOE, inmovilizado y bloqueado internamente para poder gobernar en coalición con otro partido (tendría el mismo problema de salida de efectivos), sólo opera para poder mantener ese statu quo de cargos. ¿Y cómo lograrlo? Dejando los principios y los escrúpulos a un lado. Así, Llorente y Recuenco se afanan en vestir el muñeco: el PP votará en contra de las enmiendas que presente ULEG y Leganemos que tengan que ver con esta supresión de cargos y directores. El PP votará en contra o se abstendrá del propio presupuesto, que no saldrá, pero en cada Pleno posterior ahí estará la derecha para "por el bien de la ciudad, de nuestros niños, de nuestros mayores..." aprobar las modificaciones presupuestarias del PSIU.
4.- Como dijo el propio Llorente y muchos de sus afines, el PP no hace nada gratis. Este apoyo y este teatrillo con el PP no será por amor al arte. Una vez más EMSULE está en la quiniela. Por supuesto Obras y Urbanismo. Todo de una manera fina, maquiavélica irá pilotándose al gusto del portavoz del PP. Ya tuvimos un aperitivo en las últimas Juntas Generales de las empresas municipales. Allí el PP hizo el caldo gordo a lo que quería Llorente: mantener al tránsfuga en los consejos de administración. La próxima operación ya se la adelanto:
"Salvar a los soldados (con gran soldada) Oliva, Oliveira, Massó, Calvente, Márquez..."
Estén atentos a sus pantallas.
1 comentario:
Estaba cantado, el bipardismo siempre triunfa; uno, otro o los dos juntos.
Tengo la sensación de que, una vez superado el teatro, en el gobierno de la nación acabará siendo igual. La confirmacion esta semana o en las proximas elecciones.
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