Como ya comenté en la entrevista
en el medio nacional Rambla Libre que tanto impacto ha tenido, el centro no es una ubicación puramente aritmética entre dos extremos, siempre lo he
entendido como una manifestación política de la virtud de la que hablaba
Aristóteles. Ser de centro no es ser equidistante, no es ser ambivalente,
melifluo. Ser de centro es sobre todo una actitud abierta a que las buenas
ideas no son patrimonio en exclusiva de una determinada ideología o bando. Es
no ser sectario ni en modos ni en hechos. Rivera, el gran defenestrado por las últimas elecciones generales, sólo ha usado el término
centro al modo maquiavélico, sin creer en ello. Puro tacticismo. Y claro eso ha
hecho daño y va a hacer daño a un espacio político que sí representa un verdadero progreso, pero tampoco sobrevaloremos a Rivera en este
campo o en ningún otro. Rivera es una nota al pie de una nota al pie de un
libro secundario.
Paradójicamente, Rivera puede pasar a la historia por servir de título de un libro que, modestia aparte, ha resultado totalmente profético y que no será nota al pie, sino referencia principal para toda bibliografía sobre la materia. En sus páginas, publicadas en el otoño de 2015, se anticiparon la gran mayoría de los acontecimientos políticos, sociales y mediáticos que han protagonizado la actualidad nacional todos estos años y explicaba los intestinos y entresijos que mueven al poder en todas las esferas. La obra se ha convertido en un clásico imprescindible para todo el que quiera adentrarse en las procelosas aguas de las intrigas palaciegas, las relaciones entre el dinero, la prensa y los partidos políticos, la influencia de los servicios secretos y los llamados "poderes fácticos", incluido el Club Bilderberg, los golpes de Estado "demoscópicos", la operación Roca 2.0...
Afirmaba el archiconocido periodista José María García que el "tiempo es ese juez inapelable que da y quita razones y pone a cada cosa y a cada cual en su sitio". Ese tiempo ya ha dictado su más severa sentencia. Ahora sabemos más que nunca que es el tiempo de la tercera España, de la Tercera Vía. Y será el tiempo quien antes o después convierta en firme la resolución "judicial".
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