Hay una norma no escrita en los gobiernos socialistas de Leganés consistente en no hablar de los problemas de seguridad en la ciudad. Consideran, con buena o mala fe, que hablar de homicidios, agresiones, tiroteos, atracos, tráfico de drogas, violaciones..., y aportar datos y detalles produce algo así como un "efecto llamada" o que solo genera "alarma social". Vamos, que o se incrementan los delitos por informar de ellos o la gente se preocupa y coge miedo.
Sinceramente creemos que lo que en realidad genera efecto llamada es que el delincuente se sienta impune en Leganés y de lo que se coge miedo es de lo que no se habla o se esconde. Nunca es una buena solución la política del avestruz y agachar la cabeza ante los problemas. No se arreglan solos. Al contrario, empeoran.
Y no nos engañemos, en Leganés hay un creciente problema de seguridad. Rara es la semana en la que no hay atracos en domicilios o comercios, el entorno de La Cubierta es un hervidero de incivismo y un clima de tensión permanente de algo no precisamente positivo para la integridad del vecino. Los polígonos industriales, con su abandono y descuido, son un imán para el "caco". Y aunque la seguridad tiene un componente objetivo que plasman las estadísticas (y precisamente estas demuestran la escalada de inseguridad en Leganés), hay otro componente subjetivo que es la sensación del vecino, el temor interno de cada uno, la impresión personal sobre la seguridad. Y en ese plano subjetivo no cabe duda de que también se han incrementado las cotas de miedo en los leganenses, que empiezan a ver en nuestra ciudad lo que era más propio de otros lugares y entornos, como así se explica en este demoledor reportaje de Telemadrid.
En ULEG nos preocupa enormemente esta cuestión, de hecho es una de nuestras principales cláusulas de nuestro contrato con los vecinos y gracias a nuestra insistencia y a pedir un pleno extraordinario en el que además de exigir la comparecencia del alcalde instábamos a que se convocara una mesa de seguridad con presencia de responsables de la Policía Nacional mañana viernes 30 de noviembre habrá esa mesa. No se ha convocado por el alcalde y su equipo por gusto, sino por necesidad. Se acaban los tiempos de meter debajo de la alfombra todo lo que no queremos que salga a la luz. Porque la mejor manera de acabar con los demonios es ponerlos a la luz del sol.
Y así ha hecho, hace y hará ULEG en todos los ámbitos de la ciudad, poner a la luz y abrir las ventanas de un ayuntamiento donde los mismos llevan casi ininterrumpidamente 40 años alimentando el moho y la humedad. Pero esto se está acabando. Y se nota.
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