En el Ayuntamiento de Leganés hay dinero, lo que no hay es vergüenza

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— Antonio Gonzalez (@AntonioGlez67) 25 de noviembre de 2016

Es difícil no tener un tono de indignación cuando te enfrentas al gigantesco cortijo de corruptelas y sinecuras al que el alcalde "socialista" Santiago Llorente ha llevado hasta el paroxismo en el ayuntamiento de Leganés. Cada día es una batalla que libra ULEG contra cuarenta años en los que se ha consolidado en nuestra ciudad una forma de hacer política y de gestionar donde los principios de mérito, capacidad o igualdad de oportunidades escasean por doquier. En esa "cultura" han contribuido el PP y el PSOE, aunque es innegable la cantidad y calidad del sello "progresista" en la imprimación en el adn político pepinero.

Viene esto a cuento para hablar de la noticia del mes, por no decir de la legislatura por el impacto real que tiene, la relacionada con la sentencia del TSJM que declara la ilegalidad de los últimos directores generales nombrados por el PP, mediante un procedimiento tumbado por la Justicia idénticamente copiado por el actual alcalde para sus 11 directores generales.


La sentencia, que ratifica la ya dictada por el juzgado 17 de lo contencioso-administrativo, no deja margen para duda, por mucho que el primer edil no se dé por aludido. Agarrarse a artificios leguleyos para no acatar lo que dice la norma y el sentido común (por no hablar de la decencia) solo deja en evidencia la debilidad estructural de este gobierno y la adicción a la poltrona y al erario que tienen unas organizaciones como PSOE y el náufrago de exIU. Es deplorable que toda una ciudad de 190.000 vecinos y un ayuntamiento con 180 millones de euros del presupuesto esté sometido al chantaje político de 11 directores generales ilegales que coartan y condicionan todo porque son la tabla de supervivencia del alcalde que necesita de estos pesebres para sus complicados equilibrios internos dentro de la Agrupación Socialista.

Estos 11 enchufados generales nos suponen entre sueldos y seguridad social cerca de un millón de euros al año. ¿Se imaginan todo lo que se puede hacer con 1 millón de euros al año? Desde hacer la piscina Solagua a beneficiar a 40.000 vecinos a la hora de instalar ascensor o rehabilitar su fachada, a facilitar la vida a los leganenses más desfavorecidos con becas de libros, de comedor. Por no hablar de las medidas en favor de la diversidad funcional, el acondicionamiento de calles y plazas...¿Y sobre esto qué dicen los sindicatos del ayuntamiento cuando reclaman que se pague a los trabajadores las prestaciones sociales, horas extraordinarias...? Esperemos que en este asunto, una vez más se haga notar el EFECTO ULEG.

Luego tenemos que oír que los recursos son escasos, que las necesidades son infinitas pero el dinero es finito, que si queremos más servicios habrá que pagar más tributos... Una retahíla de excusas que ridiculizan al que las esgrimen. Porque en realidad en el ayuntamiento de Leganés sí hay dinero, lo que no hay es vergüenza.