Y el alcalde de Leganés cumplió con su deshonor: Ni ante notario tiene palabra

Hay en Leganés dos cosas seguras: los vaticinios del insigne blogero RUF (únicamente hay que darles la vuelta porque siempre sale todo lo contrario) y el incumplimiento de cualquier palabra dada o compromiso adquirido por Jesús Gómez Ruiz, alcalde de Leganés para desgracia de Leganés y sus vecinos.

Ayer en el pleno y a raíz de una interpelación nuestra, rizó el rizo y quiso justificar lo injustificable y, cómo no, echó las culpas a ULEG y en especial a mí, porque ya saben que no quiero que haya Navidad, que se mueran los Reyes Magos, que se seque el Arroyo Butarque y que los niños trabajen, bueno, esto último no porque eso le parece bien a Don Jesús. Como es vox populi, en campaña electoral el entonces candidato Jesús Gómez se comprometió ante notario a dimitir el 2 de enero de 2014 si antes del 31 de diciembre de 2013 no se iniciaban una serie de obras. Obras que, a la vista está, no están siquiera en la mente del sr. Gómez.

Tal compromiso no estaba condicionado, por mucho que se empeñe el alcalde. No dependía de tener mayoría absoluta o 27 ediles de 27, o que las cuentas del ayuntamiento tuvieran un billón de euros de superávit, ni que el cometa Halley pasara por nuestra ciudad, ni que España vuelva a ganar el mundial.  Eso de que ante el notario dejó escrito que "salvo causas no imputables a la voluntad del PP", es como si un entrenador deportivo se comprometiera a "ganar la Liga, salvo que otro equipo saque más puntos" o como si un policía dijera "me comprometo a encontrar el culpable salvo que no lo encuentre". Vamos, dicho en plata, una chorrada absoluta y una excusa que ni mi hijo de 2 años esgrimiría. Nadie le obligó a ir al notario, nadie lo empujó a que se marcara esa bravuconada, con la "lideresa" de testigo y vaticinando mayoría absoluta, ni nadie le puso un puñal en el pecho para que se hiciera el fantoche ante un fedatario público. Ahora bien, estas patochadas, como la de Cáritas, tienen un coste político y personal. Efectivamente, no está vinculado jurídicamente a dimitir, pero alguien con un mínimo de sentido del ridículo y de la honra ya estaría haciendo las maletas. Y encima que no espere que la Oposición mire para otro lado ante este enésimo estropicio.

Aunque lo más penoso fue ver a un alcalde actuar como una plañidera, practicando el discurso de "el profe me tiene manía", "yo no he sido", "mamá, mira lo que me están haciendo", cuando difícilmente se encontrará un regidor con más facilidades que este: los presupuestos de 2012 y las ordenanzas para 2012 fueron aprobadas por todos los grupos de la oposición. ¡Menudo bloqueo, eh! Y en esos presupuestos estaban incluidas todas esas promesas electorales. Por no hablar de la tensa relación existente entre ULEG y PSOE-IU, relación por la que nadie ha hecho más por mejorar que el propio Don Jesús. Pero claro, "causas no imputables a la voluntad del PP" han impedido cumplir con absolutamente nada después de más de dos años y medio de gobierno. Claro, claro, y el plus "pa el salón". Vamos, que como alcalde, una patata, como humorista o como guionista de universos paralelos sí le veo futuro.

En fin, ya sabíamos que el alcalde no iba a cumplir su palabra. Lo extraño y lo sorprendente hubiera sido que tuviera una vergüenza torera y un honor político del que día tras día nos ha demostrado carecer. Por eso, su credibilidad no quedó ayer mermada, ni tan siquiera la perdió. Ya no la tenía (que se lo digan a Cáritas, a la Peña del Atleti de Zarzaquemada, a Alfonso Redondo, a multitud de empresarios...). Fue, simplemente, llover sobre mojado en un Leganés cada vez más pantanoso y hasta arriba de fango por obra y gracia del "honrado y eficaz" Don Jesús.