El verdadero tripartito

No es la primera vez que utilizamos la expresión de tripartito para hablar de la comunión real de intereses entre PP-PSOE-IU sobre ciertos temas, sobre todo en lo que afecta a la defensa de cada una de sus redes clientelares y a la hora de cerrar a cal y canto el status quo y el particular establishment y equilibrios que mantienen estas fuerzas políticas en sus repartos de poder e influencias de todo tipo. Esto lleva a que, más allá del márketing político, en las cuestiones de fondo la alternancia de poder sea una farsa o un intercambio de cromos del estilo "ahora pillan los míos, mañana los tuyos y a los ciudadanos ni mu". Vamos, que les molesta que alguien les ponga en peligro su chiringuito, dejando la guerra abierta para localidades menores y cuando no queda más remedio como se está viendo en Pinto, y dando carpetazo en cuanto ven que el tema se les va de las manos, como también se pudo ver con el Tamayazo o con el famoso 3% que echó en cara el presidente Maragall a CiU.

Y esta conclusión, que seguro que escocerá a alguno (qué le vamos a hacer), también se ha podido extraer de la experiencia vivida en nuestras propias carnes, como cuando, nunca mejor dicho, el contubernio alcanzado a mediados de la pasada legislatura entre el alcalde y los portavoces de PSOE, PP e IU de Leganés dio lugar a la convocatoria de una reunión-encerrona con el director de un conocido periódico local para presionarle de la manera más zafia para que no saliera ninguna noticia o denuncia de ULEG y que se nos practicara el más ruin y dictatorial apagón informativo. Este fue el único punto del orden del día de este vergonzoso "pleno".

Pues a esta realidad conocida en primera persona, se añade un nuevo e ilustrativo ejemplo. Lo leí hace un par de días en un artículo de opinión muy interesante del periodista Raúl Heras, quien en la página 3 del Crónica de Madrid y mientras analizaba este feo asunto de la guerra de los espías decía:

Una gran parte de esos informes - no los simples seguimientos y las anotaciones de entradas y salidas de unos y otros – relacionan a sus protagonistas con empresarios del sector inmobiliario y empresas que hoy están en una severa crisis, y con actuaciones urbanísticas en diversos ayuntamientos de la Comunidad madrileña. De todos los colores. Y aparece en alguno de ellos los pactos que los tres grandes grupo políticos sellaron antes de las elecciones autonómicas del 2007, por un lado, y los pactos que realizaron tres dirigentes políticos muy concretos para “no hacerse daño” ante la cita con las urnas. Están documentadas las reuniones que tuvieron, los acuerdos verbales que se alcanzaron e incluso el posible reparto de poder al que se podía llegar.

Después de noticias así, ¿todavía alguno puede negar la existencia de un tripartito? Y aunque sea ponernos la tirita antes de la herida, anticipo que seguramente ahora vendrán las airadas reacciones de algunos que se dan por aludidos. Pero es que la verdad duele y para ULEG, aunque seamos machacones diciéndolo, no hay tema tabú. Por eso les gustaría a los de siempre que no existiéramos.