La trastienda de las fiestas

En estos últimos días he sido consciente de que en Leganés no sólo hay rivalidad entre partidos políticos, entre asociaciones de vecinos o entre clubes deportivos, sino también entre peñas.

Las peñas han sido siempre unos protagonistas clave que han enriquecido la salsa fiestera leganense. Unas fiestas (ya sean las de agosto, las de San Nicasio o las de San Juan) y unas peñas que no terminan, por unas u otras razones, de recuperar la luz de antaño y que consideramos que, a pesar de los esfuerzos de los técnicos municipales de festejos, precisan una reforma integral o al menos "una buena mano de pintura", sin tener por qué caer en el derroche y sí en la imaginación y en el fomento de la participación vecinal, tanto de las peñas, como de los ciudadanos en particular.

Me he reunido con las dos principales partes: una aglutinada por la coordinadora de peñas que integra a una quincena de peñas (Los Grajos; Congrios; Lemans; Hasta Las Tantas; Los Parques; Silver; Los Vinagres; Pepino; Perjudicaos; Guapo, guapo; Palo Duro; Pepino; Burladero; Y Tú Más; 3 y Media; y Daiquiri), y la otra encabezada por la peña La Alegría y que lidera a entidades no adscritas a la coordinadora como Los Albarcas o Los Bigotes.

Tras las charlas mantenidas he sacado como conclusión que en los desencuentros entre organizaciones siempre hay un alto componente personal y que no hay nada objetivamente insalvable. En el fondo de la desunión está el sentimiento de no ser tratados con el mismo criterio (para subvenciones sobre todo), de ver mermados año a año los recursos, y no ser tenidos en cuenta en actos considerados simbólicos para las peñas más antiguas como es todo lo relacionado con las becerradas y los espectáculos taurinos.

El jueves ya comienzan las fiestas de Butarque 2007 y poco se puede cambiar en ellas. Sólo desear que transcurran sin incidentes y que los leganeneses nos lo pasemos lo mejor posible.

Eso sí, una vez que terminen habrá que ponerse manos a la obra para que las fiestas de 2008 sean un ejemplo de buen hacer. Creo que hay que abrir un periodo de reflexión y de autocrítica por todas las partes y, sobre todo, saber recuperar lo bueno de lo tradicional pero también ampliar el horizonte y ser más ambiciosos, porque lo que no se mejora se degenera siempre.

Es hora de que haya más luz y taquígrafos en los criterios y procesos de adjudicación de subvenciones, que los colectivos dejen al margen los personalismos y no vivan tan obsesionados con el presupuesto público y, por favor, que la Comisión de Festejos (o el nombre que se la quiera dar) tenga una utilidad ejecutiva y participativa real y que no solo sirva, como nos comentaban las peñas “para que nos informen de lo que se va a hacer”, sino para que más entidades y personas “tengamos voz y voto” durante todo el año.

Las fiestas son patrimonio de todos los leganenses, evitemos que nadie se apropie de ellas.