martes, 5 de diciembre de 2017

A la Constitución Española se le brinda homenaje de una sola forma: cumpliéndola

Les dejo nuestro discurso de ayer en el acto conmemorativo del XXXIX aniversario de la Constitución Española que se celebró en el Centro Cívico José Saramago de Leganés. 

Alcalde, portavoces de los grupos políticos, miembros de la corporación, comisario del Cuerpo Nacional de Policía de Leganés, mandos de la Guardia Civil y de la Policía Local, Bomberos, Protección Civil,…, representantes de las casas regionales, directivos y miembros de multitud de asociaciones y entidades del tejido social de Leganés, vecinos y vecinas en general. Muy buenas tardes a todos.

Hoy celebramos los 39 años de la constitución española, la norma que asienta los cimientos de todas las instituciones de las que se ha dotado la Nación Española. Una Nación que no es troceable, ni divisible, ni puede estar sujeta a negociación o mercadeo porque no lo puede ser la centenaria historia y de sentimientos que compartimos el conjunto de los españoles. Tampoco este proyecto colectivo ni nuestro futuro puede estar condicionado a una nueva versión de los reinos de taifa. Sangre, sudor y lágrimas fraguaron durante siglos una España que no va a ser diluida por unos aprendices de brujo que deberían dejar los experimentos para la gaseosa.

Dicho esto, la mejor manera de homenajear nuestra Carta Magna no es con oropeles, soflamas de patriotismo afectado y golpes de pecho. A la Constitución se la brinda homenaje cumpliéndola. Desde su primer a su último artículo. Siendo leales tanto a la letra de la misma como a su espíritu. A la Constitución se la honra con el ejemplo y la práctica diaria.

Porque la Constitución puede tener defectos, necesidades de adaptación a unos tiempos por esencia cambiantes, incluso achaques aunque aún no llega a los 40 años. Ahora bien, que ninguna de sus carencias nos haga olvidar su principal virtud. Porque lo que hace de la  vigente Constitución española excepcional es que es la primera y única norma fundamental de nuestra Historia que no se elaboró en contra de nadie, como un instrumento que enfrentara a unos con otros, una norma que naciera ya sectaria. Al contrario, la Constitución de 1978 es un referente en el mundo por el esfuerzo de consenso, de integración, de buscar que todos o la inmensa mayoría pudieran sentirse cómodos en ella y poder llevar adelante sus diferentes proyectos políticos.

La actualidad ha hecho muy famoso al artículo 155, tan legítimo como el resto de los 169 preceptos que conforman nuestra constitución. Pero hoy quiero rendir tributo a uno de los más importantes y que lamentablemente se olvida en demasía por todos los gobiernos y en todos los niveles territoriales. Es el 128.1, que dice:  
1.               Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general.

¿Merece reflexión verdad? ¿Se cumple?


Por eso, más allá de las razonables críticas que se han hecho y se deben hacer de nuestra Carta Magna, nunca olvidemos ese espíritu de concordia y de visión no partidista y seamos conscientes del daño que podemos cometer si olvidamos esta cualidad, tanto en las reformas que se han practicado como en las que se deban hacer. Porque la mayor reforma y la más revolucionaria actitud que se puede observar con la constitución es tomarse en serio su articulado y aplicarlo con altura de miras y sentido de Estado.

Y es que todos los días se le falta el respeto a la Constitución y a los valores que la encarnan. Incluso se la viola más a nivel local que en el ámbito estatal o autonómico. Se ve menos y tiene menos trascendencia mediática, pero no por ello es más leve. La imposición, rehuir la votación democrática dentro del cauce legal no es respetar la constitución. Impedir que un gobierno pueda ser controlado por el parlamento local no es respetar la constitución. Ser los últimos en inversión social o gestionar unos presupuestos declarados ilegales por los tribunales (precisamente por ampararse en norma declarada inconstitucional) no es la mejor manera de respetar la constitución. Poner obstáculos al derecho a la información de los ediles y convertir en un elemento opaco a modo de cortijo a las empresas municipales no es homenajear a la constitución. Que el acceso al empleo público en un ayuntamiento no sea fruto del mérito y capacidad sino que dependa de tener el carné de un partido y las simpatías del que manda no ayuda a honrar a la constitución.

Del mismo modo que se conculca la constitución cuando la igualdad ante la ley y de oportunidades se convierte en papel mojado. Porque las medallas y distinciones de la ciudad se ganan, no son objeto de comercio político. Porque hoy ni están todos los que son, ni son todos los que están. Por eso mi homenaje a los que sí se merecen este reconocimiento público:

Hoy se pone en valor la magnífica labor y brillante trayectoria de personas como María Victoria Pavón y Asier Garitano, ejemplos de a donde se puede llegar con humildad, talento y trabajo y cómo el patriotismo sano surge de donde paces y no de donde naces. Muchas gracias por ser como sois.

Hoy se alaba con justicia la extraordinaria función en garantía de nuestros derechos y libertades que ejercen la Policía Nacional y la Guardia Civil. Tener al ángel custodio como patrón y el sobrenombre de benemérita no es por casualidad. Felicidades.

Y esta tarde se da un sentido recuerdo al constructivo papel que los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO aportan como agentes sociales. El progreso de España no se entendería sin el diálogo social que representáis. Gracias de corazón.


A todos ellos, felicidades y la más sincera enhorabuena desde Unión por Leganés-ULEG. Y por mi parte, además de felicitaros a todos las fiestas y desearles lo mejor, quiero concluir exclamando sin aspavientos, pero sin complejos:

¡Viva nuestra Constitución, Viva Leganés y Viva España!  

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